lunes, 31 de agosto de 2009

Ordenando mi vida


Tras las vacaciones y la despreocupación total que en ellas he tenido, hoy lunes me ha tocado empezar de cero.
Antes de las vacaciones estuve en Perú durante 3 meses. Dejé todo para marcharme. Por lo que al volver no tenía ni trabajo ni piso en Madrid, dónde he estado durante mis últimos 6 años. Todas mis pertenencias se encontraban en San Sebastián.
Lo cual al final ha significado que de aquí no se mueven. No tengo dinero para empezar mi nueva vida en ningún otro sitio que no sea este. La casa de mis padres.
Intento positivarme con la vuelta a casa. Me gustaba que eso sólo ocurriese en navidad como el turrón. Pasaba unos días y luego volvía a recuperar mi independencia, mi vida, mis horarios, mis manías...
Ahora debo olvidarme de eso durante una temporada (que espero sea corta).
Va a ser duro, pero estoy animada. Utilizaré ésta época para trabajar en mis cosas. Y sobretodo será una época de superación. Superaré que me pregunten si voy a cenar, dónde he estado, que entren en mi habitación sin consultarme, que se asombren de que esté encerrada en ella sin hacerles compañía en el salón...
Así que para empezar esta nueva vida, tengo que poner en orden varias cosas. Para lo cual el primer paso ha sido ordenar mi habitación. Invadida por todas las cosas que he acumulado durante estos 6 años. Con libros amontonados, la mayoría leídos y otros en la espera de que se les quite el polvo de una vez por todas. Llena de "chorradas" con historia que no me caben en ningún lado pero en ningún caso tiraré. Con cajones repletos de CDs y cassettes (algunos son una reliquia).
Esto es más duro de lo que pensaba. Y las cosas no me entran. Por suerte he podido hacer un pequeño hueco en la mesa para colocar el ordenador, mi gran compañero en este momento.
Me llevará tiempo, pero según me han dicho, una vez que tenga la habitación ordenada y limpia, será más fácil ordenar mi cabeza.
Eso espero.
(Foto de mismanualidades.com)

miércoles, 19 de agosto de 2009

Perdida en la perla


Sigo en mi paraíso particular. Perdida. Desconectada (aunque menos que otros años, que internet ha llegado por fin).

Sin estrés, sin preocupaciones, sin nada que hacer...suena hasta aburrido. Pero no. Esto es el paraíso terrenal, y existe. Yo estoy en él. Disfruto cada minuto aquí, cada paso.

El domingo se terminaron las fiestas. Y con el final de las mismas, mucha gente se marcha. Pocos nos quedamos a disfrutar de la tranquilidad, tras el ajetreo de tanto baile, alcohol y mucha gente.

No voy a descubrir las coordenadas de este oasis dentro del caos mundial. Es mi paraíso y el de unos pocos que saben aprovecharlo.

Contaría miles de anécdotas, momentos, aventuras...pero estoy muerta de calor y me voy al río.

Lo mejor del mundo.

(Un seis)